martes, 5 de julio de 2016

Evaluación 2do timestre

Temas:

a) Identidad
b) Cultura
c) Sociedad
d) Familia
e) Amistad
f) Trabajo

Fecha: 29/08

lunes, 4 de julio de 2016

Trabajo Práctico N° 2


Fecha de entrega: lunes 08/08

Temas: 

a) Cultura
b) Sociedad
c) Familia
d) Amistad
e) Trabajo

De cada uno de los temas se solicita lo siguiente:

1) Noción, definiciones, aproximaciones.
2) Miradas actuales.
3) Visión cristiana.
4) Opinión crítica personal y grupal.

Para el punto 3), la visión cristiana de cada tema, se exigirá citar fuentes pertinentes como textos bíblicos, encíclicas papales, documentos del magisterio de la Iglesia en general, y todo otro material que se considere valioso y representativo.

lunes, 20 de junio de 2016

La Identidad Cristiana



Gn 1, 26 Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo”.
27 Y Dios creó al hombre a su imagen;
lo creó a imagen de Dios,
los creó varón y mujer.
28 Y los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra”. 29 Y continuó diciendo: “Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos co n semilla: ellos les servirán de alimento. 30 Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde”. Y así sucedió. 31 Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.

Gn 2, 18 Después dijo el Señor Dios: “No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. 19 Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre. 20 El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
21 Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. 22 Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. 23 El hombre exclamó:
“¡Esta sí que es hueso de mis huesos
y carne de mi carne!
Se llamará Mujer,
porque ha sido sacada del hombre”.
24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
25 Los dos, el hombre y la mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.

Jn 15, 12 Este es mi mandamiento:
Ámense los unos a los otros,
como yo los he amado.
13 No hay amor más grande
que dar la vida por los amigos.
14 Ustedes son mis amigos
si hacen lo que yo les mando.
15 Ya no los llamo servidores,
porque el servidor ignora lo que hace su señor;
yo los llamo amigos,
porque les he dado a conocer
todo lo que oí de mi Padre.
16 No son ustedes los que me eligieron a mí,
sino yo el que los elegí a ustedes,
y los destiné para que vayan y den fruto,
y ese fruto sea duradero.

2 Cor 6, 16 ¿Qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente, como lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.

Gal 3, 26 Porque todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús, 27 ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo.

lunes, 13 de junio de 2016

La Identidad


Ver "La Identidad" en "Mentira la Verdad"



La Identidad

relación que toda entidad mantiene sólo consigo misma

Del latín identitas, la identidad es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Estos rasgos caracterizan al sujeto o a la colectividad frente a los demás…

La identidad también es la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en alguien distinto a los demás
”.

La identidad es lo que permite que alguien se reconozca a sí mismo. En consecuencia, la identidad personal es todo aquello que nos define como individuos. Tenemos conciencia de la identidad porque tenemos memoria, sin ella sería imposible nuestro propio reconocimiento. De hecho, cuando alguien pierde la memoria pierde el elemento esencial de sí mismo.

Aunque estemos permanentemente cambiando desde un punto de vista físico y cognitivo, es evidente que en el proceso de transformación hay algo que se mantiene inalterable: la convicción de que somos la misma persona en todo momento. Es una idea algo paradójica, ya que cambiamos cada día y al mismo tiempo no cambiamos”.


¿Quién soy? ¿qué hago en la vida?¿hacia dónde voy?¿qué es lo que me hace diferente? Estas preguntas son muy comunes durante la adolescencia. Los adolescentes buscan respuesta a estas preguntas que giran entorno al concepto de identidad. Fue Erikson el primero en señalar lo importantes de estas preguntas para entender el desarrollo adolescente. Por lo cual se considera que la identidad es un concepto clave para el desarrollo adolescente y se lo debemos a las ideas de Erikson.
Identidad vs. Confusión de la identidad es el quinto estado psicosocial de Erikson.

Identidad y Pertenencia

Identidad y Redes Sociales

Esencialismo y Existencialismo

¿Somos o estamos siendo?

Somos aquello que hacemos con lo que hicieron de nosotros” J. P. Sartre

Para seguir leyendo...


 









martes, 31 de mayo de 2016

Cuestionarse...



Cuando una reflexión se codifica, y trata de ser la explicación definiti­va de todo, sucede que suele provocar una reacción. Aquello que la experiencia no puede negar, viene a golpear las puertas de ese bunker, y todo se cuestiona.
No hay nada más testarudo que la realidad. En cierta manera, la experien­cia termina por imponernos su verdad, que se identifica con la realidad.
Pero cuando la realidad cree haber encontrado sus límites y pretende volver a cerrarse, resulta que se constata que parte de la verdad quedó afuera. Y todo vuelve a cuestionarse. La misma realidad ya no es tan real. Hay que volver a re­flexionar sobre la reflexión que ya se hizo de la realidad.
Y entonces se desconfía hasta de las palabras que la expresan. Pareciera que ya nada es seguro. Que todo es relativo y que lo único que queda es el silencio amargado y cínico.
Sin embargo, esto también suena a falso, a vacío. No convence.
Permanece la honestidad del hombre que cree en la verdad. Verdad que lo supera, pero ante la cual tendrá que dar cuenta. Esto lo serena y lo anima en su camino.
Pero no todos tienen el coraje de en­frentar en forma sincera este cuestiona­miento de la realidad. Es más fácil ser un conformista y continuar diciendo lo que todos siempre han dicho. Aunque tampoco sea cierto que todos digan lo mismo.
Por eso, en definitiva, lo más frecuente, es que cada uno se aliste en una escuela de pensamiento y desde allí vea la reali­dad con anteojos prestados. Se delega la libertad, y se destina todo el caudal de reflexión, en aportar nuevos argumentos a una opción ya hecha por el grupo, secta, iglesia o institución a la que uno ha dado su pertenencia.
Tal vez sea éste el destino de la inmen­sa mayoría. Quizá sea bueno y con ello se asegure el equilibrio de las opciones y la posibilidad de canalizar las energías en proyectos positivos. Tal vez con esto se evita la disgregación de las voluntades en enfrentamientos estériles y autodestructivos. Y así el mundo se salve de caer en la esquizofrenia arbitraria, que en definitiva dejaría la historia en manos de los más hábiles charlatanes. A disposición de quienes son mejores conocedores de la manera de manipulear a su favor las volubles voluntades de masas de individuos sin metas y sin timón.
Pero el peligro está en que de esta manera se detiene la vida. Se hace acampar a la historia y la humanidad pierde uno de sus valores más sagrados: el de avanzar.
Tal vez sea por esto, que ella misma genera a los inconformistas.
Se trata de hombres honestos y corajudos. Han comenzado por creer lealmente en que las cosas están bien tal como están. Que son válidas las explicaciones que se dan, y auténticos los valores que se defienden. Se prueba todo, y se trata de hacer bien las cosas. Y como no todo satisface o convence, se prueban las alternativas posibles.
Y poco a poco se va descubriendo que en todas ellas pasa más o menos igual. Nada llena en plenitud. Ni siquiera el sentarse a gozar de lo poco que se consigue.
Y viene el desconcierto. Nacen las preguntas. Se evaden las respuestas, refugiándose en los dogmas ya establecidos, a fin de que no se ponga en duda el andamiaje que asegura el funcionamiento de la institución en la que se convive.
Pero hay algo que no se puede acallar: la pregunta que ya se hizo. Porque no hay nada más doloroso y desubicante que una pregunta verdadera a la que se quiere mantener tapada con respuestas vacías. Quizá el mundo siga funcionando. Pero no avanza. Y esto es tremendo para el hombre que es peregrino sobre la tierra.
Quizá calle, al menos al comienzo de su lucha interior. Tiene miedo de cuestionarse y cuestionar. Pero al fin la cosa estalla.
La ironía no soluciona nada. También ella es algo que suena a hueco. Tal vez logre momentáneamente satisfacer a quien la maneja. Pero deja un sabor amargo en quien la rumia.
Se exige la serenidad. Porque no es algo que me duele solamente a mí. El humor, sí, es necesario. Contiene una cuota de ternura que hace bien a quien lo ejerce, y aun más a quien lo comparte. El humor es la capacidad de relativizar el dramatismo de nuestras tensiones. Vuelve a la normalidad la temperatura de nuestras ebulliciones.
Así se llega al momento en que se pierde el miedo de plantearse las cosas desde la verdad que uno presiente, o al menos intuye. Desecha las respuestas prefabricadas, que simplemente esqui­van el problema escudándose en lo que los demás ya supieron responder.
Quizá no se nieguen los principios. Pero se constata sin atenuantes la realidad que contradice abiertamente esos dogmas. 
En el dilema entre salvar una doctrina, o salvar a los hombres que creen en ella, se opta decididamente por el hombre. Y con ello suele avanzar la reflexión sobre la doctrina, que siempre seguirá siendo ne­cesaria.
Mamerto Menapace, "Eclesiastés" en "Sufrir pasa"
 

domingo, 22 de mayo de 2016

Trabajo Práctico N° 1


1) ¿Por qué esta asignatura se llama "Visión Cristiana del Mundo"? Desarrollar. Fundamentar.
2) ¿Por qué se incorporó esta materia en el Plan de Estudios de este Colegio? ¿Qué opinan ustedes al respecto?. Justificar.
3) ¿Qué fue lo que más les quedó de Visión Cristiana del Mundo I"?. ¿Por qué?. Expláyense. 
4) Elijan 3 temas en los que consideren que están en desacuerdo con la visión cristiana. Expongan cada tema, expliquen la visión cristiana y luego la opinión de ustedes. (Puede haber debate grupal y posturas diversas. De ser así, que se vea plasmado en el trabajo).
5) Elijan 3 temas en los que consideren que están de acuerdo con la visión cristiana. Expongan cada tema, expliquen la visión cristiana y luego la opinión de ustedes. (Puede haber debate grupal y posturas diversas. De ser así, que se vea plasmado en el trabajo).
6) ¿Qué entienden ustedes por "identidad"?. Escriban una breve reflexión sobre el tema.
7) ¿Qué opinan sobre el Papa Francisco? ¿Representa para ustedes una visión cristiana del mundo? ¿Por qué?. Desarrollen.
8) Nombren 3 personas que ustedes asocien con una visión cristiana del mundo. Justifiquen.
9) Nombren 3 personas que representen una visión del mundo similar a la de ustedes. Justifiquen.
10) Pueden decir algo que hayan querido expresar y no les haya preguntado...

Para empezar...



El punto de vista se refiere a una concepción comprensiva del mundo desde una perspectiva determinada. El punto de vista cristiano del mundo es, entonces, una concepción comprensiva del mundo desde la perspectiva cristiana. El punto de vista del mundo de un individuo en su “concepto global” – su cosmovisión. Es la armonía de todas sus creencias acerca del mundo. Es su manera de entender la realidad. La visión que tengamos del mundo es la base para la toma de decisiones diarias, y por lo tanto, resulta extremadamente importante”.

ENCÍCLICA DEUS CARITAS EST DE BENEDICTO XVI (25/12/2005)
“1. « Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn 4, 16). Estas palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino. Además, en este mismo versículo, Juan nos ofrece, por así decir, una formulación sintética de la existencia cristiana: « Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él ».
Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva…”

CONSTITUCIÓN PASTORAL GAUDIUM ET SPES (7/12/1965)
“22. En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado…”

Documento de Puebla (1979)
“1183. El joven debe experimentar a Cristo como amigo personal, que no falla nunca, camino de total realización. Con él y por la ley del amor, camina al Padre común y a los hermanos. Así se siente verdaderamente feliz”.

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DE FRANCISCO (24/11/2013)
“1. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.
2. El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.
3. Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!”